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Lea sobre la experiencia del pueblo Manobo para documentar su TICCA Pangasananan en Filipinas gracias al trabajo en conjunto con aliados locales e internacionales a través de una variedad de métodos participativos y herramientas técnicas.

Documentar y mapear el territorio Pangasananan del pueblo Manobo de Bislig (Mindanao, Filipinas)

Texto preparado por Glaiza Tabanao, Filipinas

Pangasananan es el nombre del territorio de vida del pueblo Manobo, situado en el noreste de la isla de Mindanao, en la ciudad de Bislig, Filipinas. El nombre se origina de la palabra manobo pangasan (es decir, el acto de obtener alimentos y materiales para satisfacer ciertas necesidades, como madera, materiales para rituales, decoraciones, materiales para uso doméstico, etc.) y anan, sufijo que indica un lugar. Originalmente, el Pangasananan era mucho más grande, pero una gran concesión de madera para pulpa y papel se sobrepuso al territorio, lo que diezmó su bosque original. Ahora abarca solo 70 km2, pero sigue siendo la fuente de todo lo que el pueblo Manobo necesita: comida, refugio, medicinas, agua, espacio recreativo y espiritual, así como medios de sustento para unos 1 500 hombres y mujeres. Para el pueblo Manobo, la destrucción del Pangasananan significaría su propia decadencia, la destrucción de su identidad y una total falta de respeto a sus antepasados. Por lo tanto, es de suma importancia para ellos gobernar, administrar y conservar el Pangasananan para que su comunidad prospere a través de las generaciones.

Cuando este impulso por sobrevivir y prosperar se vio amenazado por las operaciones de tala a gran escala, la entrada incontrolada de migrantes y la expansión de las áreas agrícolas comerciales en su territorio, los jóvenes Manobo de principios de la década de 1990 decidieron defenderse y explorar medios para detener la destrucción y asegurar lo que quedaba de su territorio Pangasananan.

Al principio de ese proceso, los Manobo reconocieron que sería difícil continuar luchando sin aliados. Por lo tanto, forjaron asociaciones con un grupo de iglesias locales, diferentes grupos armados, algunos colonos migrantes y organizaciones no gubernamentales. Como la empresa maderera los amenazó con armas, naturalmente buscaron armas también para defenderse a sí mismos y a su territorio. De sus nuevos socios ellos buscaban asesoramiento, apoyo financiero y generar los conocimientos y las habilidades que necesitaban para ganar la lucha. Obtuvieron todo eso. Por ejemplo, en 2004 se enteraron de una ley relativamente nueva llamada Ley de Derechos de los Pueblos Indígenas (IPRA, por sus siglas en inglés), que les permitiría obtener un certificado de título de dominio ancestral (CADT, por sus siglas en inglés) y legalizar la propiedad de su territorio. Sin embargo, para obtener uno de estos certificados se necesitaba recopilar, validar y presentar mucha información como prueba. Esto se convirtió en el ímpetu para recopilar información, documentar y realizar actividades de mapeo.

Las actividades de documentación se intensificaron y aceleraron en 2009, cuando la comunidad se puso a trabajar con una ONG llamada Asociación Filipina para el Desarrollo Intercultural (PAFID, en inglés), Inc. A través de la PAFID, al año siguiente los Manobo también se familiarizaron con el Consorcio TICCA y fue en ese momento en que se dieron cuenta de que, mientras buscaban asegurar la gobernanza de su territorio, también estaban contribuyendo a la lucha mundial para salvar el medio ambiente natural. También se dieron cuenta de que estaban viviendo, acunando, protegiendo, conservando y luchando por lo que otros llaman un TICCA o «territorio de vida», pero que en su caso siempre habían conocido como su Pangasananan. Además de ser una fuente de empoderamiento, vieron esta toma de conciencia como una oportunidad para encontrar más aliados en la protección de su territorio, mejorar las iniciativas de conservación, fomentar las prácticas tradicionales, reunir más conocimientos y habilidades, fortalecer sus demandas y mejorar sus condiciones de vida. Por lo tanto, la comunidad decidió documentar su TICCA y enviar su resultado para que fuera incluido en el Registro Global TICCA. En 2017, su demanda legal sobre el Pangasananan recibió un impulso ya que fue incluido en un proyecto nacional de TICCA que proporcionó recursos para el trabajo de documentación. Dicho proyecto fue apoyado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) de las Naciones Unidas y el Gobierno de Filipinas mediante la Oficina de Gestión de la Biodiversidad (BMB-DENR, por sus siglás en inglés) y la Comisión Nacional de Pueblos Indígenas.

¿Qué información se recopiló?

Para su aplicación al CADT, la comunidad documentó y recopiló la siguiente información, con el apoyo de la PAFID:

  • evidencia histórica de ocupación y uso del territorio;
  • historia de los Manobo como pueblo y como comunidad;
  • sistemas y prácticas de conocimiento Indígena, creencias espirituales y sistemas de gobernanza tradicionales;
  • fotografías de lugares importantes, puntos de referencia, actividades tradicionales y medios de sustento;
  • árboles genealógicos e historias de clanes;
  •  datos anecdóticos y cuantitativos sobre los recursos naturales;
  • iniciativas, situaciones, necesidades, oportunidades y amenazas comunitarias actuales;
  •  datos sociodemográficos exhaustivos;
  • descripción geográfica y física del territorio;
  • usos actuales de la tierra y zonificación; y
  • límites y extensión del dominio ancestral Manobo.

Inicialmente esta labor se realizó para satisfacer los requisitos del gobierno para el reconocimiento de su dominio ancestral y para desarrollar un Plan de Protección y Desarrollo Sostenible del Dominio Ancestral (ADSDPP, por sus siglas en inglés), pero esta información también resultó útil para documentar y registrar su TICCA y como consecuencia para elaborar un plan de conservación comunitario. También se recopilaron datos sobre sus reservas de carbono forestal, las actividades de conservación, los conocimientos y prácticas tradicionales que contribuyen a la conservación de la naturaleza, los usos actualizados de la tierra, las áreas propensas a los peligros, la importancia ecológica y los valores de biodiversidad del Pangasananan.

¿Cómo se recopiló la información?

La información necesaria se recopiló a través de un proceso de investigación participativa, mapeo comunitario y métodos participativos de evaluación rápida.

Se utilizó un enfoque abierto y participativo en todo esto, que permitió un análisis en profundidad de la información, brindó una oportunidad para el aprendizaje compartido y la validación cruzada, y fomentó un fuerte sentido de propiedad de los datos y la información entre los miembros de la comunidad. De esa manera se aseguró la calidad, relevancia y utilidad de la información recopilada.

Estos fueron los pasos que tomamos:

1. Consentimiento libre, previo e informado

El documento de CLPI proporcionado por el Registro TICCA internacional fue traducido al idioma local y discutido con un grupo inicial de líderes y miembros de la comunidad. Cada parte del documento fue explicada y discutida, junto con información sobre los beneficios, las ventajas y limitaciones de subir datos al Registro Internacional TICCA, cuestiones de propiedad de los datos, etc. Al final, la comunidad decidió que los beneficios de la inscripción de su territorio de vida eran más importantes que las limitaciones y los riesgos implicados.

2. Identificación y capacitación de Asociados de Investigación Comunitaria

Los ancianos y líderes de la comunidad identificaron a los Asociados de Investigación Comunitaria (CRA). A ellos luego se les orientó sobre las metas y los objetivos de la investigación, así como sobre varios métodos de investigación y generación de datos espaciales utilizando métodos de mapeo participativo. Finalmente, fueron capacitados para realizar evaluaciones participativas de recursos naturales.

3. Investigación participativa

La investigación participativa se realizó mediante métodos primarios y secundarios, incluidos la observación directa, entrevistas con informantes clave, discusiones de grupos focales y revisión de la literatura, la documentación y las investigaciones existentes. Estos se llevaron a cabo tanto en entornos formales como informales, según correspondiera. Los informantes fueron identificados durante las reuniones y entrevistas de líderes y ancianos. El equipo de investigación también desarrolló una lista de verificación de los documentos existentes y relevantes de la comunidad, internet, el gobierno y la academia, así como en los bancos de datos existentes de la PAFID .

Los principales temas de investigación incluyeron la historia de los Manobo; actividades de medios de sustento y rutinas tradicionales y actuales; sistemas de creencias espirituales; rituales; manejo y uso de recursos naturales; sistemas y estructuras de gobernanza tradicionales y contemporáneos; historia, ubicación, descripción y relatos sobre el Pangasananan. También se discutieron las amenazas al territorio de vida y al pueblo Manobo como su guardián. Finalmente, se recopiló información sobre sus artes, artesanías, música y prácticas curativas tradicionales; mitos espirituales; la historia de los lugares con importancia cultural; plantas importantes y sus usos, y rituales (descripciones, materiales utilizados y por qué eran utilizados).

Fotografía: Glaiza Tabanao

4. Mapeo comunitario

El mapeo participativo implicó varios pasos, que incluyen:

  • Identificación en terreno de las características geográficas importantes utilizando el receptor de GPS;
  • Construcción del modelo de mapa tridimensional;
  • Codificación del uso de suelo;
  • Digitalizacion de los datos e instauración de la base de datos del Sistema Información Geográfica (SIG); 
  • Validación del mapa por parte de la comunidad; y
  • Finalización de los mapas y de la base de datos SIG validados.

Con la asistencia de un equipo técnico de la PAFID, los miembros de la comunidad capacitados en GPS realizaron una exploración en el terreno para delinear el perímetro del Pangasananan. Recorrieron el perímetro para marcar los límites naturales y los marcadores culturales, así como también registraron las posiciones puntuales de las características geográficas importantes dentro del dominio. Estas incluían la ubicación de sitios barangay (edificios municipales), escuelas, centros de salud, mercados, puentes, caminos de concreto y de tierra, ríos y arroyos. Todos los datos recopilados fueron superpuestos en un mapa topográfico y luego este se usó como el mapa de base para determinar la extensión del dominio.

En 2009 la comunidad ya había preparado un mapa tridimensional a escala de 1:10 000 con la ayuda de la PAFID. En los talleres comunitarios, el personal técnico de la PAFID había facilitado actividades de esbozos de mapeo para permitirle a la comunidad identificar los límites del Pangasananan y determinar su área total. Los participantes de la comunidad recordaron y escribieron los nombres de las montañas, los ríos, las áreas sagradas y las antiguas aldeas en el idioma indígena y proporcionaron testimonios históricos sobre estos. Identificaron monumentos importantes como sitios de entierro, cuevas, lagos, límites de la comunidad, bosques protegidos y otros. Estos bosquejos de mapas fueron la base para preparar mapas topográficos y básicos más grandes que se utilizaron para construir un modelo de relieve de su dominio: ¡un mapa tridimensional! 

Fotografía: Glaiza Tabanao

El mapa tridimensional, hecho principalmente de láminas de caucho superpuestas, resina y pintura, ofreció una vista completa de los límites naturales del territorio y las características físicas detalladas de las montañas y los cuerpos de agua. Los ancianos describieron el uso actual de la tierra e identificaron mediante chinchetas, cuerdas y pintura la ubicación de los terrenos sagrados, las áreas de caza, las antiguas viviendas, etc., dentro del mapa de dominio ancestral. La información del grupo se consolidó y validó para garantizar que el mapa fuera preciso y fácil de usar.

Los datos del mapa tridimensional se digitalizaron luego utilizando programas informáticos (Quantum GIS versión 2.14.0 y ArcGIS versión 10.1). Se incluyeron copias digitalizadas de la información espacial sobre el dominio ancestral, TICCA o territorio de vida (los tres términos fueron confirmados como sinónimos para la comunidad) en una base de datos de SIG y se utilizaron para producir varios mapas con diferentes temas. El procesamiento y la producción de varios mapas temáticos fue realizado por el especialista en SIG de la PAFID. Se generó un total de 23 mapas temáticos a partir del procesamiento de mapas participativos y de los datos SIG obtenidos del gobierno, de ONG asociadas y plataformas SIG en línea de código abierto como Google Maps y OpenStreet Map. Estos mapas se enumeran a continuación:

  • Mapa de ubicación
  • Mapa de límites del TICCA
  • Superposición del TICCA y otras áreas de CADT
  • Uso de la tierra / área en la actualidad (2017)
  • Cobertura de tierra pasada (1997)
  • Cobertura de tierra pasada (2004)
  • Uso propuesto de la tierra
  • Clasificación de tierras
  • Viviendas mineras
  • Red de áreas protegidas para la agricultura
  • Red de áreas protegidas para el desarrollo agrícola y agroindustrial
  • Tipo de suelo
  • Clasificación de pendientes
  • Superposición del TICCA y el paisaje protegido de Tinuy-an
  • Superposición del TICCA y el área clave para la biodiversidad de Bislig
  • Superposición del TICCA y el área importante para la conservación de las aves (AICA) de Bislig[1]
  • Líneas de falla
  • Susceptibilidad a deslizamientos de tierra
  • Susceptibilidad a inundaciones
  • Redes de carreteras
  • Redes fluviales
  • Inventario de recursos

Los mapas precisos y fáciles de usar fusionaron el conocimiento de la gente local y los datos espaciales a través de la tecnología SIG para servir como un medio poderoso para una mejor comunicación y análisis. Estos mapas fueron útiles para comprender y describir mejor las situaciones locales, la ubicación de los peligros, las áreas que necesitan reforestación y los bosques que necesitan rehabilitación. La comunidad también se dio cuenta de la importancia de su TICCA, territorio de vida, como fuente de agua para Bislig y como cuna de la biodiversidad. En el futuro, la comunidad podría utilizar esta información para elaborar sus propuestas de uso del suelo, de actividades y políticas.

[1] Bislig es un pueblo en Mindanao que queda cerca del dominio ancestral de los Manobo, es famoso como observatorio de aves.

5. Evaluación participativa de los recursos naturales

Se realizó una evaluación participativa para determinar la situación y las condiciones de los recursos naturales en el dominio ancestral. El inventario de recursos evaluó las reservas de carbono en los árboles, así como la biodiversidad floral de los bosques del Pangasananan.

Se establecieron dentro del TICCA una línea de transecto de un kilómetro, dos líneas de transecto de 500 metros y dos parcelas forestales de 0,25 ha. Las reservas totales de carbono sobre el suelo se obtuvieron con ecuaciones de regresión utilizadas por la Fundación Educacional Kalahan, mientras que la biodiversidad se estimó utilizando los valores de riqueza y diversidad de especies derivados de los índices de diversidad de Shannon y de Simpson.

La encuesta de fauna se basó en las observaciones anecdóticas de los lugareños, quienes también hicieron una lluvia de ideas con los nombres de las plantas y los animales que habían observado y sus usos. A los miembros de la comunidad también se les mostraron imágenes de aves y serpientes conocidas para determinar cuáles eran comúnmente avistadas en el Pangasananan.

También se recopiló información sobre las especies indicadoras tradicionales (especies florales identificadas por la comunidad como indicativas de la salud de su bosque), en especial acerca del tipo floral, la ubicación o el hábitat y el servicio o valor que proporcionan a la tribu y su entorno. La definición de bosque propia del pueblo Manobo y la presencia o ausencia de especies indicadoras tradicionales se utilizaron como base para evaluar la salud indicativa de los bosques en los que se creó un inventario.

Establecer transectos y evaluar la biodiversidad con los índices que se utilizan internacionalmente, además de identificar las especies indicadoras tradicionales, muestran cómo los métodos científicos y tradicionales pueden combinarse en técnicas simples que la comunidad comprende, aprecia y puede utilizar para fortalecer la gobernanza de su territorio de vida.

Photos © Glaiza Tabanao