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Surgen redes y trabajan en colaboración para abordar los desafíos que se presentan en Madagascar

En las últimas dos décadas, una docena de comunidades locales en Madagascar han recibido premios internacionales por sus logros sobresalientes en lo que respecta a conservar la naturaleza y, al mismo tiempo, asegurar el bienestar de sus miembros y satisfacer sus necesidades básicas. La voluntad y la perseverancia de estos pioneros han inspirado a sus pares a actuar ante los problemas que han afectado al país desde el cambio de milenio: el acaparamiento de tierras, la destrucción de los ecosistemas, el tráfico ilegal y, en particular, la pesca industrial, que perjudica a la pesca artesanal considerablemente.

Ante tales desafíos, cientos de organizaciones de base han creado redes (networking): se reunieron, discutieron las causas de la degradación continua de sus medios de vida y de la naturaleza e intercambiaron ideas sobre cómo abordar sus problemas. En el proceso, y con la ayuda de algunas organizaciones progresistas para la conservación y el desarrollo, formaron redes, federaciones y grupos de apoyo entre comunidades, dedicados a construir una masa crítica con peso político y a ayudar a determinar las políticas que les competen. Entre estas organizaciones se encuentran:

  • TAFO MIHAAVO: federación que se dedica a la promoción de la gobernanza comunitaria sobre la tierra, el agua y los recursos naturales. Entre 2012 y 2019, el número de miembros de la red TAFO MIHAAVO aumentó de 400 a 532 comunidades afiliadas y actualmente se encuentra en 22 regiones en Madagascar.
  • MIHARI: red que se dedica a la gestión local de las áreas marinas. Actualmente, MIHARI incluye a 200 asociaciones que gestionan Áreas Marinas Manejadas Localmente, de las cuales, muchas también son parte de las comunidades miembros de la federación TAFO MIHAAVO.
  • FANONGA: grupo de trabajo formado por expertos de sectores como la academia, la administración y las comunidades. FANONGA, en estrecha relación con TAFO MIHAAVO, se ocupa de asuntos estratégicos tales como la comunicación y la legislación.

Estas redes incorporan diversas instituciones comunitarias y todos sus miembros buscan gobernar y cuidar de facto sus territorios de vida colectivamente, sin importar si el gobierno otorga o no un permiso legal como un contrato para “transferir la gestión”. 

En Madagascar, la institución llamada fokonolona comprende la población de un territorio de vida que se ha autodefinido socioculturalmente a través de los siglos. Aunque evolucionaron con el tiempo, la mayor parte de las fokonolona siguen arraigadas en los linajes y las normas de las familias locales que regulan la tierra, el agua y los recursos naturales en los territorios colectivos. Los contratos sociales, llamados dina, son establecidos por las asambleas de las fokonolona y todavía están vigentes. Los dina abarcan normas, sanciones y recompensas para prácticas específicas. Su efectividad es paralela a la fortaleza de la fokonolona que los estableció, que puede debilitarse bajo presiones de políticos locales o nacionales. 

Los miembros de la federación TAFO MIHAAVO son principalmente de dos tipos: 1) fokonolona informales pero legítimas, y 2) organizaciones locales formales, conocidas bajo la sigla “VOI”, agrupadas a veces en uniones o federaciones regionales. Los miembros de MIHARI son grupos de pescadores y organizaciones nacionales e internacionales.

Foro Nacional de la red MIHARI, 2017

Los territorios de vida que son gobernados y gestionados por las comunidades a veces tienen un estatus especial de “áreas protegidas o conservadas por la comunidad”. De acuerdo con la legislación malgache llamada GELOSE (literalmente, legislación para asegurar la gestión local), estas pueden incluir bosques, lagos, pastizales, cuencas, manglares, áreas marinas o propiedades culturales colectivas ubicadas en los territorios de vida. A veces, estas son parte de un área protegida, marina o terrestre, más grande y administrada por el Estado. Un contrato típico de la GELOSE transfiere la autoridad de gestión a una VOI (una organización comunitaria formal) por un periodo relativamente corto e incluye mapas de la tierra y sus recursos. Por lo general, un plan sencillo de desarrollo y gestión establece lo que está permitido en cada zona: en un área principal, la entrada está permitida solo para realizar rituales; en otra zona, solo se permiten usos tradicionales y en una tercera área, puede haber únicamente cultivos o pesca regulados, etc. Algunas veces, las condiciones se establecen según la cantidad y el horario de extracción de madera o pesca y el rol que cumplen las distintas partes interesadas.

La coherencia o el contraste entre los planes de gestión y el dina juegan el papel crucial de asegurar la fuerza de las normas y el respeto hacia ellas. Debido a este y a otros desafíos, la fuerza, la efectividad y los resultados finales de los esfuerzos para mantener su patrimonio natural común varían considerablemente entre las comunidades y dentro de cada comunidad. Por ejemplo, mientras más defina el gobierno a un recurso natural como “estratégico”, menos son consideradas las comunidades que lo han gobernado, gestionado y conservado de generación en generación para continuar su papel. Por el contrario, un puñado de individuos que han sido “elegidos democráticamente” por algunos años son quienes toman las decisiones sobre dichos recursos “estratégicos”. Esta forma algo paradójica de gobernanza favorece la monopolización para que algunos individuos, grupos o empresas, cuya meta es maximizar las ganancias en el menor tiempo posible, se beneficien de la riqueza del país.

TAFO MIHAAVO

La creación de redes (o networking) hace posible que se mantenga una consulta dinámica entre las comunidades directamente involucradas, al ofrecer un contrapeso ante la injusticia y la indiferencia de las autoridades políticas y los organismos judiciales. Específicamente, su gran cantidad de miembros les permite desarrollar una “fuerza ciudadana” considerable de incidencia política para reivindicar y defender los derechos y las responsabilidades colectivas de las comunidades guardianas. 

Tanto la gobernanza colectiva de un territorio de vida para el bien común, defendida por TAFO MIHAAVO, como la gestión local, promovida por MIHARI para los recursos marinos, y por otras federaciones para los recursos terrestres, se alimentan y complementan entre sí. Con base en la Constitución de Madagascar, TAFO MIHAAVI ha propuesto reformas a la legislación en lo referente a la fokonolona ante la Asamblea Legislativa Nacional y al gobierno ejecutivo. Además, tanto TAFO MIHAAVO como MIHARI se han involucrado en debates y han propuesto soluciones a las políticas sectoriales que no consideran la ecología, la equidad y el bienestar de las personas. Entre los ejemplos de esto se incluyen: debates sobre los bosques, las pesqueras, los planes de uso de la tierra, la minería, la descentralización, las áreas protegidas y los derechos colectivos sobre la tierra.

Actualmente, las redes tienen consecuencias directas y positivas para sus miembros; por ejemplo, ayudaron a asegurar el término de un cuestionable acuerdo pesquero que había firmado el gobierno con sus socios abusivos. Además, gracias al apoyo de las redes, diferentes comunidades de distintas partes de Madagascar se han manifestado en contra de las licencias de minería o de agroindustria en sus territorios. Sin embargo, esto a veces tiene un costo alto para sus líderes, muchos de los cuales han sido encarcelados y otros incluso asesinados. El gobierno y las empresas que dirigen las industrias extractivas, molestos con las protestas populares, se han visto forzados a ralentizar su progreso…pero la lucha continúa.

Las redes necesitan recursos de forma crucial para comenzar y mantenerse, así como para cubrir lo siguiente:

  • costos de organización, transporte y subsistencia relacionados con las reuniones (incluidos aquellos que se hacen previo a los eventos, para que la comunidad se informe y prepare las discusiones);
  • apoyo técnico durante las reuniones para explicar la legislación y las políticas relevantes e ilustrar los fenómenos que afectan a las comunidades;
  • apoyo técnico durante las reuniones para facilitar las discusiones y las resoluciones de manera justa e imparcial;
  • apoyo para mantener la comunicación y el interés de la comunidad en el trabajo de la red a través del tiempo;
  • apoyo técnico y de otros tipos para organizar iniciativas de seguimiento e incidencia.

Al comienzo, el fortalecimiento de las comunidades individuales como guardianas de sus territorios de vida fue apoyado por proyectos y programas de conservación y desarrollo. Para crear la organización TAFO MIHAAVO, el apoyo para establecer la red fue otorgado por el PPD-FMAM del PNUD y la Fundación Tany Meva, institución nacional. Para MIHARI, los recursos fueron en gran parte ofrecidos por Blue Ventures, una organización internacional dedicada a la conservación marina. La visión a largo plazo de estos agentes de apoyo, de nutrir una fuerza de incidencia para comprometer a las comunidades en lo que respecta a la conservación, parece muy avanzada hoy en día. No obstante, incluso si el apoyo externo ha sido esencial para generar las redes por los territorios de vida en Madagascar, ningún apoyo externo habría funcionado sin la energía y el compromiso tanto de las comunidades guardianas, como de las organizaciones y los expertos no gubernamentales nacionales.

Representante de un Área Marina Manejada Localmente comparte una idea

Actualmente, tanto TAFO MIHAAVO como MIHARI tienen sus propios sistemas de administración;  tienen que hacer frente a cuestionamientos sobre la  autonomía operacional y la representación de las voces de las comunidades dispersas sobre regiones extensas; y tienen dificultades debido a sus limitaciones en cuanto a infraestructura y tecnologías de la comunicación. A veces surgen opiniones divergentes sobre la naturaleza y el papel de las instituciones locales, nacionales e internacionales; pero las redes comunitarias ahora tienen fortaleza e interés internos en colaborar en un movimiento de defensa colectiva. Además, FANONGA está allí para ayudarles. A finales de 2019, con el estímulo y el apoyo del Consorcio TICCA, los representantes de TAFO MIHAAVO y FANONGA se reunieron, debatieron sobre los objetivos que tienen para las políticas y esbozaron un documento conjunto para analizar la situación del país y explicar en detalle su visión en común. Incluso si sus logros fueran precarios y vulnerables, el hecho de que sus redes existen y están activas es una fuente enorme de esperanza para Madagascar.

¿Qué pueden aprender sobre esto otros movimientos nacionales por los territorios de vida? Una lección es que el apoyo a tiempo para las redes comunitarias por parte de socios y aliados nacionales e internacionales pueden jugar un papel crucial en promover y mantener el desarrollo de organizaciones de redes efectivas. Otro aprendizaje es que el desarrollo de las redes saca a la luz preguntas desafiantes, como, por ejemplo: ¿quiénes deberían ser los “miembros”? (en Madagascar: ¿deberían ser miembros las VOI reconocidas legalmente o las fokolona legítimas?); ¿cómo podrían ser debidamente “representadas” las organizaciones suigéneris legítimas?; ¿bajo qué condiciones una red podría hablar por sus miembros?; ¿quién podría apoyar a la red, técnica y financieramente?; ¿cómo podría ser garantizada su independencia? Sin embargo, hay una tercera lección muy importante: sólo la colaboración sólida entre las diversas redes, las organizaciones y los aliados puede generar en la sociedad la “masa crítica para la defensa” necesaria para que los territorios de vida sean por fin plenamente visibles y respetados. 

Preparado por Vololoniaina Rasoarimanana, con contribuciones de Vatosoa Rakotondrazafy (MIHARI), Louis de Gonzague Razafindramanandraibe, Mihanta Tsiorisoa Bakoliarimisa, Jean Claude Rasamoelina (TAFO MIHAAVO) y Grazia Borrini-Feyerabend.

Fotos: © MIHARI