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Los Wampís lograron detener operaciones ilegales de extracción de oro en la Amazonía peruana

A inicios de 2016, la destrucción y contaminación causada por operaciones ilegales de extracción de oro a pequeña escala, con bombas motorizadas y mercurio en los cauces del río, se volvió una preocupación importante para muchas personas a lo largo del río Santiago (Kanus) en el territorio integral autónomo del Pueblo Indígena Wampís, al norte de la Amazonía peruana. En una asamblea en Puerto Galilea, una de las comunidades afectadas, cerca de cien participantes discutieron sobre el problema y decidieron hacer algo al respecto. Les pidieron formalmente a los líderes del gobierno autónomo de la Nación Wampís, por entonces recientemente consolidado, que coordinaran una campaña para forzar la prohibición de esta actividad peligrosa.

La asamblea les dio un ultimátum a los mineros de oro: tenían un mes para salir del territorio Wampís.

Durante ese mes, se realizaron más asambleas para informar a otras comunidades, además de Puerto Galilea, e intentar convencer a quienes aún apoyaban la extracción de oro. (Quienes lo hacían, recibían beneficios económicos de la presencia de los mineros). En ese entonces, se formó una comisión que fue a Lima para presionar a las autoridades responsables para que actúen. La comisión llevó la petición directamente a los destinatarios y amplificó su impacto al denunciar la indiferencia de las autoridades en entrevistas en los medios. La presión pública fue complementada con el anuncio de que los Wampís «desalojarían de forma pacífica» a los mineros de oro por cuenta propia si las autoridades estatales no lo hacían.

Poco antes del fin del ultimátum, los mineros desalojaron el terreno principal de extracción y escondieron su maquinaria. A pesar de esto, la Nación Wampís movilizó a cerca de doscientos hombres, quienes viajaron desde diferentes comunidades en un bote alquilado, para inspeccionar el lugar principal de extracción ilegal. Los acompañaron la policía y un fiscal, quienes confirmaron que las actividades de minería eran ilegales. Sin embargo, algunos de los mineros no fueron del todo desalentados y posteriormente regresaron, ya que no había una supervisión permanente del lugar y la fuerza de defensa civil local permaneció inactiva.

Al gobierno Wampís le llevó casi un año más resolver la situación.  A lo largo de ese año, siguieron presionando a las autoridades estatales, solicitaron y obtuvieron la intervención de la policía, formaron un comité de vigilancia con miembros de la municipalidad y de la defensa civil e incluso organizaron una segunda operación de desalojo antes de que, por fin, lograran su cometido. En 2018, finalmente lograron terminar con todas las extracciones de oro ilegales que había a lo largo del río Santiago… y se espera que haya sido de forma definitiva. Curiosamente, el éxito de la campaña parece estar basado en la persistencia de la Nación Wampís. Siguieron reuniéndose, planificando y actuando de forma reiterada y nunca abandonaron su objetivo final.



Fotos: Jacob Balzani-Lööv